Respondiendo la
solicitud de una lectora de New Mexico, trataré de profundizar más sobre lo que
sucede hoy alrededor de la decisión de la Corte Suprema a favor de Citizen’s United, no sin antes señalar
que C. U. es una organización cabildera
(lobbyist) conservadora, cuyo
objetivo es “devolverle el control del gobierno”
a los ciudadanos. Lo hacen a través organizaciones de base, religiones, etc.
con el fin de reafirmar lo que ellos consideran “valores tradiconales americanos:” Gobierno limitado, libre empresa,
estructura familiar habitual, etc. Léase “valores conservadores, republicanos y
de derecha,” ya que en el mundo real, los valores cambian según progresa la
sociedad.
En el caso legal de Citizens United v. La Comisión Federal de
Elecciones, la Corte Suprema sostuvo que la Primera Enmienda de
nuestra Constitución, prohibe la restricción gubernamental de gastos,
donaciones y contribuciones independientes de corporaciones, asociaciones y
sindicatos a campañas políticas por encima de $123,200.
Hoy, 4 años después de esa decisión y desafiando la constitucionalidad
del límite establecido, un
empresario de Alabama, junto con Republican National Committee, traen nuevamente el tema de las contribuciones políticas, en el caso Mc Clutcheon v
Federal Election Commission arriesgando la integridad de oficiales electos y la
confianza de los ciudadanos en su gobierno. Según el Sr. McClutcheon, el límite
de $123,200 viola el derecho a la libre expresión establecido en la Primera
Enmienda de la Constitución. El gobierno argumenta que dicho límite evita la
corrupción política. Ese límite fue promulgado por el Congreso después del escándalo Watergate (en 1976), cuando
la corte eliminó los límites en gastos de campaña pero los mantuvo en
contribuciones políticas directas. Desde entonces, la Corte Suprema los ha
sostenido.
Según el New York Times, Mc Clutcheon discute que eliminar el
límite no afectaría en nada las protecciones contra la corrupción porque un
individuo tendría que adherirse al límite por candidato, lo que ignora entonces
la dinámica de las campañas de hoy en día en que los politicos y los comités de
sus partidos solicitan enormes sumas de dinero de sus donantes y luego las
canalizan a través de grupos de recaudación de fondos para candidatos
particulares. Eliminar los límites permitiría que durante un ciclo de
elecciones, un donante contribuyera hasta $3.6 millones a candidatos de un partido y/o sus comités, cuando ya los billonarios gozan de un poder desmedido
en la política.
En el 2012 por ejemplo, 1,200 donantes llegaron al límite. Juntos
contribuyeron más de $150 millones a las carreras federales. El Grupo de
Investigaciones de Interés Público Americano considera que sin el límite, esos
mismos donantes hubieran contribuido el triple de esa cantidad, o un 50% más de
lo que recibieron de pequeños donantes el Presidente Obama y Mitt Romney
juntos. Un reporte de investigadores de ciencias políticas arrojó que las
diferencias entre las prioridades de los ricos y los americanos de a pie son
del día a la noche. La gran mayoría de los americanos opinan que crear empleos
es lo más importante, pero los más ricos dicen que el problema es el déficit presupuestal.
Además, limitar las contribuciones en nada afecta la libertad de
expresión. El Sr. Mc Clutcheon puede seguir diciendo lo que
le venga en gana y puede seguir gastando lo que quiera en campañas
independientes, gracias a Citizen’s United. Pero en la vista de hoy, las opiniones de los jueces parecen estar divididas entre conservadores y liberales. El voto decisivo (igual que cuando se retó la constitucionalidad de la Ley del Cuidado de Salud Costeable, Obamacare) puede ser el del Juez Roberts. En su conferencia de prensa hoy, el Presidente Obama indicó que de eliminar los límites se eliminaría también lo que queda de regulaciones para contribuciones de campañas.
Si hay algo que preocupó desde un principio a los padres fundadores de esta nación, que posiblemente imaginaron lo que podría suceder, fue combatir la corrupción política. Su meta era que la Corte Suprema salvara nuestra política de convertirse en una simple “discusión de millonarios.” Y así debe ser.
Si hay algo que preocupó desde un principio a los padres fundadores de esta nación, que posiblemente imaginaron lo que podría suceder, fue combatir la corrupción política. Su meta era que la Corte Suprema salvara nuestra política de convertirse en una simple “discusión de millonarios.” Y así debe ser.
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