El desbalance de poder económico y
politico en
la nación crece. El GOP repite que está del lado de la libertad. Pero solo
está del lado de los poderosos. El lunes pasado, la Corte Suprema tumbó de un
tajo una parte elemental de la Ley de Salud Costeable (Obamacare). El fallo:
Las corporaciones privadas no tienen que ofrecer cobertura contraceptiva a sus
empleados, si esta va en contra de sus principios religiosos. El demandante y
ganador, es la tienda “Hobby Lobby”, establecimiento de Davie, Florida, que
vende telas, estambres para tejer, agujas de crochet, pinturas, adornos
florales (sintéticos por supuesto) y efectos para “hobbies”, de los que usualmente
adoptan las “señoras y señoritas de su casa”. Los dueños de “Hobby Lobby”
siempre han sido libres de practicar la religión que les parezca. Ahora, la
Corte Suprema le otorgó libertad
religiosa a su corporación también;
Una movida tan “lógica” como absurda; como darle libertad de
expresión a una corporación, lógica en mentes como la de Mitt Romney y el Juez
Alito, nombrado por George W.
El problema mayor es que nuestra corte máxima
está (o quiere estar) ajena a la desigualdad y el desbalance de carácter
económico entre las corporaciones y el americano de a pie. Al darle el derecho
de no ofrecer servicios contraceptivos que son parte de un mandato de la ley a
las compañías, la corte está ignorando los derechos de los empleados a recibir dichos
beneficios. Es decir, que el supuesto “libre mercado” ofrece oportunidades y opciones solo a
aquellos que son capaces de influenciar como se organiza ese "libre" mercado.
Es el mismo desbalance de poder presente
en la absurda decisión a favor de Citizens United que le otorga a las
corporaciones libertad de expresión, aniquilando la libre expresión de aquellos
que no tienen el poder económico para comprar los votos del congreso.
Los conservadores dicen creer que la
libertad está por encima de todo, pero
ignoran que la desigualdad de poder en nuestra sociedad le arrebata la libertad a la mayoría de
los americanos. Y es porque nunca han incorporado el poder económico a lo que
entienden por “libertad.” Hablan de la “libre empresa” y meten el “libre
mercado” en el mismo saco de la libertad, cuando ninguno existe en realidad. En
este juego, solo los más poderosos sobreviven. Se quejan de que el gobierno
federal se inmiscuye en sus vidas, cuando el libre mercado es producto de leyes que salen de nuestros
legisladores, cortes y cuerpos
ejecutivos. El gobierno solo define, organiza y supervisa. Por eso la derecha
odia al gobierno y quiere desaparecerlo cuando les conviene.
Mientras, la vida pasa, el salario mînimo
pierde su valor y los sueldos de jefes ejecutivos (CEOs) de las grandes corporaciones son cada vez más colosales. Las bancarrotas
no ofrecen ayuda alguna para pagar préstamos estudiantiles,
pero le permiten a las compañías reorganizarse. Poco a poco las leyes
anti-monopoilios han ido desapareciendo, pisadas por los poderes. Los derechos legales de
los patentes y las marcas registradas de las compañías se prolongan
progresivamente manteniendo los precios de las medicinas mucho más altos que los
de Canada o Europa. Y de los proveedores de Internet ni hablar. La competencia
desaparece y los precios suben más que en cualquier país. Nuestras escuelas,
universidades públicas, centros de recreación, parques, etc. subvencionados por
ganancias fiscales se deterioran, mientras las escuelas y universidades
privadas, los clubes sociales, las centros de salud privados florecen a pasos
agigantados.
Las leyes fiscales favorecen al capital
por encima del trabajo, otorgándole a las ganancias de capital impuestos más
bajos que a los de otro tipo de ganancia. Los ricos reciben deducciones
ridiculamente bajas en sus hipotecas mientras los inquilinos no tienen
deducción alguna. Y por el valor de la propiedad, mayor activo de la clase
media, pagamos impuestos anuales. Pero por el valor de bonos y acciones, que es
donde los ricos invierten sus riquezas, no hay que pagar nada. ¿Será esto justo o inmoral?
Así y todo el
Buró de Estadísticas del Trabajo, que generalmente da a conocer su reporte
mensual el primer viernes del mes, se adelantó por el feriado del 4 de Julio,
reportando que la tasa de
desempleo en el mes de junio, se
redujo a 293,000. Es refrescante saber que Douglas
Holz-Eakin, ex Director de la Oficina Presupuestal del Congreso durante la
administración Bush-Cheney, expresó que “son
buenas noticias económicas, consistentes con otros datos de junio, pero el
obstáculo que hemos de vencer es hacer que la economía completa cambie
rápidamente para cerrar el espacio de lo que sucede y el potencial para la
economía.”
Y ¿cómo se cierra ese espacio? Para empezar, subiéndole los
impuestos a los ricos y cerrándole los trucos fiscales para pagar por
escuelas de primera para nuestros niños; incrementando el salario mínimo para que
garantice la calidad de vida de nuestras familias; facilitando la
sindicalización y cambiando leyes fiscales y corporativas para limitar los
sueldos de los CEOs, promoviendo la participación de los empleados en los beneficios.
Por ahí se puede comenzar. ¿Lo
harán los demócratas? De correr Hillary, esta sería su jugada ganadora.
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