Esperemos que el nuevo
proyecto de ley, venenoso y potencialmente dañino, presentado por el Representante
Republicano Raúl Labrador de Idaho, nunca llegue a ser ley, porque sería
prolongar la idea salvaje de que al respetar los derechos civiles de los “gays”
se interfiere con la verdadera
libertad de religión en nuestra nación. El colosal disparate se llama “Ley de Matrimonio
y Libertad de Religión,” que en último caso, solamente serviría para darle luz
verde a los conservadores para utilizar la religión como justificación para
discriminar y segregar.
Pero . . . ¿Quién es el tal Labrador? Raúl Labrador representa el 1er
Distrito de Idaho y es el “experto” a donde se dirigen los “halcones” del
presupuesto y los miembros del Tea party del congreso cuando quieren saber de
inmigración; un mormón (sí, mormón graduado de la Brigham Young University) de 45
años nacido en Puerto Rico y con mucha prisa por subir a la cima en Washington,
donde sus colegas del Tea Party (blancos como la espuma), más conocidos como
“el grupo que nada sabe y nada
hace,” están felices de tener un latino a su nivel ideoloógico (e intelectual)
listo para hablar cuando de inmigración se trata. Y a Labrador le encanta
hablar. De hecho cada vez que ve un micrófono se siente realizado y gira hacia
él, siempre listo para contar su
historia: Hijo de madre soltera que limpiaba cuartos de hotel en San Juan para
pagar por sus estudios en escuela privada, que lo trajo a Estados Unidos a los 13 años. En otras palabras:
Labrador siente que su historia personal lo sitúa como el perfecto futuro líder del GOP.
Quienes lo conocen no
dudan que se postule para gobernador, a pesar de que el actual Gobernador Butch
Otter (republicano también), ha expresado que buscará la reelección. Esto
crearía otra confrontación más para el Partido Republicano, pero de ganar, sería
posible ver a Labrador entre los candidatos presidenciales del grupo de los que
no saben nada y hacen menos. Algo así como la version masculina de Sarah Palin.
La nefasta e intolerante
propuesta de Labrador, que ya cuenta con 60 auspiciadores, fue escrita por él mismo, quien la describe como “estrechamente
diseñada”. Ya fue aprobada por la Conferencia de Obispos Católicos de los
Estados Unidos (que parece no hacerle mucho caso a Su Santidad). También por la
Organización Nacional del Matrimonio, por el Consejo de Investigaciones de la
Familia y otros notables oponentes del matrimonio del mismo sexo. No hay que
describir el potencial pernicioso de este disparate de ley para las familias
gay y lesbianas.
Según Labrador y sus
colegas del Tea party, “se necesitaba tal
legislación para que el Servicio de Rentas Internas y otras ramas del Gobierno
Federal no puedan castigar a las instituciones religiosas que se oponen al
matrimonio del mismo sexo”. Esta atrocidad constituye una bienvenida al
caos institucional y a la desigualdad, porque podría bien permitirle a los
empleados federales, rehusar el procesamiento de declaraciones de impuestos,
Social Security o cualquier beneficio de veteranos a matrimonios del mismo sexo
y les negaría el derecho bajo la Ley de Familia y Licencia Médica para cuidar a un ser querido enfermo.
Lo único que puedo añadir
para concluír, es que hay que estar pendiente de lo que pueda suceder con esta
medida que no solo es un atentado a la decencia del ser humano, si no una
barbaridad que nos sitúa al nivel de bandidos como Vladimir Putin y Paul Biya (de Cameroon) atrasando el progreso de los últimos
años. Esperemos que no pase de ser la peor masturbación mental conservadora de
nuestros tiempos.
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