Si sucedió algo positivo en las elecciones de ayer, fue que los
votantes del estado rojo de Virginia, eligieron a Terry McAuliffe, un nuevo gobernador
demócrata. Los comentaristas políticos describieron esta victoria, junto con la
reelección del gobernador Chris Christie de New Jersey, como un esperanzador
“regreso al centro”, lo que demuestra que no están prestando atención. Tanto
Terry McAuliffe ha sido siempre un
demócrata de derecha, como Chris Christie ha sido un republicano de derecha y
gobernarán sus respectivos estados como los conservadores fiscales que son.
Aunque Bill Clinton haya apoyado a McAuliffe y Christie trabajara con el Presidente Obama después del huracán Sandy, las campañas de ambos
candidatos fueron vigorosamente subvencionadas por grandes corporaciones.
Lo positivo es que por primera vez, la National Rifle Association,
NRA (Asociación Nacional del Rifle), sufrió un tremendo golpe con la elección de McAuliffe, que le ganó al republicano Ken Cuccinelli, a
pesar de que el demócrata apoyó desde un principio la expansión de las leyes de
control de armas: Limitar las compras de rifles de asalto y peines de alta capacidad con chequeos
universales del historial del comprador. Es sorprendente que haya ganado en
Virginia, que es un estado primordialmente rural con muchos votantes “pro-armas,
” miembros de la NRA.
Esta victoria es enorme para los que abogamos por el control de
las armas, porque hasta los esfuerzos del presidente para la aprobación de
leyes de control, quedaron paralizadas en el Senado. Los cabilderos, o grupos
de interés de la NRA son los más activos y de bolsillos más profundos en
Washington y en todo el país. Hay quien dice que el hecho equivale a un toque
de queda para los oficiales electos, exceptuando de estados azules.
En Colorado justo el pasado
Septiembre a los candidatos
que votaron a favor del control de las armas no les fue nada bien, a pesar de
las masacres en ese estado.
La victoria de McAuliffe demuestra que se puede ganar apoyando el
control de las armas, hasta en los estados ”morados” donde les encanta tirar
tiros. En este caso, en el hogar principal de la NRA, cuyo centro se encuentra
en Fairfax, Va. Y la NRA peleó duro contra esta victoria en el estado donde
viven 2 millones de propietarios de armas. También gastó más de medio millón de dólares en esta pelea. Eso
es lo esperanzador. Que McAuliffe utilizó el control de las armas como centro
de su campaña y todos pensaron que estaba loco. ¿En un estado rojo y contra un
republicano? Imposible que gane.
Pues se equivocaron. La NRA “perdió terreno en su propio
terreno” y esa es una victoria.
El otro triunfo decisivo fue el de Bill Blasio que ganó la alcaldía de New
York City, haciendo campaña contra el legado pro-Wall Street del millonario
Michael Bloomberg. Blasio prometió subir los impuestos de los más ricos y usar
las ganancias para mejorar la educación pública y los programas para niños neoyorquinos. Esa victoria no es solo de NYC, hay que ver el “big picture.” Porque la nueva
realidad demográfica de la nación, sobre todo en los estados decisivos, es muy parecida a la de la gran manzana.
La victoria del Alcalde Blasio demuestra que los americanos se
están percatando de la desigualdad existente y están actuando donde cuenta para
cambiar esa realidad: En las urnas. Demuestra que todo el dinero de Wall Street
no pudo contra un candidato que prometió una nueva realidad. Esa es una
victoria para la democracia.
Conclusión: Las 3 victorias de anoche marcaron las diferencias de un GOP más dividido que nunca y
forzarán un debate interno mucho más intenso para su inminente renovación. El
Tea Party ha perdido protagonismo y New York City tiene un alcalde demócrata
por primera vez en 20 años. En Boston, Atlanta, Seattle, Minneapolis y Detroit
también ganaron alcaldes azules. Los alcaldes son magníficos guerreros en las
elecciones estatales y nacionales. Estos 6 estarán ahí en el 2014 y en las elecciones
presidenciales del 2016. Y señores, va ganando la democracia.
Go Hillary!
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