No hay
otro país en el mundo que tenga más billonarios que los Estados Unidos. Muchos piensan que eso es una
maravilla. Yo también, considerando que soy una “shopaholic” de la clase media
que ha trabajado toda la vida para mejorar las condiciones de vida de la
familia que encabezo desde hace más de 40 años y que siempre preferí Beluga caviar
y champaña de la Viuda al "hamburger & Coke". Lo que no soporto es que nuestros puentes, carreteras y
sistema de trenes estén cada vez en peores condiciones. Que la educación empeora
cada vez más, con 28 naciones y juridicciones del mundo por encima de nuestros
niños en matemática y 22 sistemas educacionales por encima en ciencias. No hay
un solo aeropuerto en los Estados Unidos que esté entre los 100 mejores del
mundo. Nuestra clase media se
deteriora día a día con el estancamiento de los bajos salarios de los
americanos, mientras el 1% de la
población disfruta del 95% de las ganancias económicas de la nación entera.
La
Senadora Demócrata Elizabeth Warren de Massachusetts, en su nuevo libro "A Fighting Chance” que
se traduce a “Una oportunidad de pelear”
y que recomiendo como lectura obligatoria, explica como el juego está arreglado
por los “grupos especiales” o cabilderos de las grandes industrias y corporaciones que dictan las reglas a su
favor. Reglas que se comprueban en el código de impuestos con un presupuesto militar exagerado
que le roba a los gobiernos federales y estatales los ingresos que se necesitan
para invertir en infraestructura. Cada vez nuestra nación parece más una nación
tercermundista. Ese código de impuestos y las leyes de bancarrota en los
últimos años, han provocado una enorme transferencia de riquezas de la clase
media a los más ricos; la mayor en la historia de los Estados Unidos, lo que ocasiona que los recursos intelectuales
se agoten.
No es
ningún secreto que los recortes de impuestos y las reducciones en gastos de
educación del Partido Republicano están diseñados para enriquecer a los más ricos. No hay más que ver la
historia, desde 1940 hasta 1970 (era del New Deal de FDR) cuando las escuelas
públicas con educación universal para todos eran nuestro máximo orgullo. Lo
recuerdo porque llegué aquí ya hace más de 50 años. Hoy, solo los privilegiados
que viven en sectores adinerados tienen acceso a una educación adecuada. El resultado del más reciente
estudio de la Organización Pro Desarrollo y Cooperación Económica no es solo
penoso, si no aterrador: 36
millones de americanos carecen de las
habilidades necesarias para funcionar en el mundo moderno.
Existe
una gran laguna entre los americanos mejor ejecutantes y los que no desempeñan, que son los que tienen padres ricos y educados
y los que no; exactamente igual que en lo países tercermundistas, donde hay muy
pocos entre los dos grupos. Llevamos rato hablando de la preocupación
de la desigualdad, a la que el Profesor Robert Reich se dirige constántemente,
pero no hemos cambiado nada. Tenemos estos resultados, por la relación tan
grande entre los bien educados y los que no lo están, que
se traduce a buenos empleos y buenos salarios para los primeros y pobreza para
los otros. Si no cambiamos las
reglas, los Estados Unidos se irán pareciendo más a Somalia o a Indonesia y
menos a Suecia y a Finlandia.
Por tanto, lo más apremiante para
cambiar las condiciones actuales es limpiar la casa. Eso solo se hace ejerciendo nuestro derecho
al voto. Pero no solamente al voto en elecciones presidenciales. También hay
que salir a votar en las elecciones “mid-term” que son las que deciden quien se
queda en la Cámara. No hay que decir mucho más porque tenemos un presidente que
desde su toma de posesión, ha sido criticado por los cambios positivos que ha
querido hacer, por un congreso renuente a apoyarlo que lo acusa injustamente de
todas las mentiras que son capaces de inventar las mentes enfermas. Recuerden
que el malvado Mitch MC Connell
dijo en aquel momento que “el mayor objetivo era asegurarse de que Obama fuera
presidente de un solo término.” Por
eso hay que votar en las “mid-terms” y limpiar la casa, incluyendo a Mc
Connell y a todos los que ponen a su partido por delante de la nación.
Los
republicanos del Congreso, siguen renuentes a traer el voto de la Ley del
Salario Mínimo al piso de la Cámara para subir el salario de millones
de americanos. El Presidente de la
Cámara John Boehner se niega. Apoyemos al Presidente Obama, uniéndonos a su
proyecto. Nuestro sistema educacional no cumple las demandas del mundo moderno y si la derecha sigue restándole
fondos a la educación, estamos de mal en peor. En los estados del Sur (los más
reaccionarios), controlados por republicanos, vemos claramente su
estrategia en acción. Cientos de
familias sureñas ya han renunciado
a educar a sus hijos en el sistema público para educarlos en las escuelas
anti-intelectuales de la Derecha Cristiana, o sea, escuelas de brutos
haciéndose más brutos aún. Solo los estados conservadores responden a su mensaje
con entuasiasmo. Mientras tanto, continuarémos como Indonesia y Tanzanía, sin
cumplir las demandas de la economía global.
Apoyemos
al Presidente Obama aquí a incrementar el salario mínimo a $10.10 USD la hora.
Si no
votamos en las elecciones del mid-term, no podremos hacer la diferencia y nos
hacemos cómplices de un grupo que solo tiene los intereses de las corporaciones
en su agenda. Hay que votar contra el Partido Republicano, que fue el partido
de Lincoln, pero de entonces acá ha llovido demasiado y ese partido ha cambiado
volviéndose el más racista y reaccionario; el partido de las guerras, de las
estafas al Medicare (Rick Scott), el que está en contra de la reforma
migratoria, contra incrementar el salario mínimo de 28 millones de americanos y
que ha votado 50 veces para revocar una ley ratificada por la Corte Suprema.
¿Cuántas pruebas más necesitamos después todas estas?
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