En
una sociedad como la nuestra, son muy comunes las preguntas “¿Por qué esto? o
¿Por qué aquello? y ¿Por qué yo?” Sobre todo cuando se trata de darle la cara a
problemas que son responsabilidad de todos, como por ejemplo, la desigualdad.
“¿Por qué dar asistencia de estampillas de comida a aquellos menos
privilegiados? ¿Por qué pagar impuestos para financiar programas de asistencia
social, si todos pueden trabajar como yo? ¿Por qué si estoy joven y sano tengo
que comprar un seguro de salud para ayudar a asegurar a alguien con una
condición preexistente que no es mi problema? ¿Por qué permitir que mis
impuestos paguen la educación de algunos, si mis hijos van a la escuela
privada? ¿Por qué, por qué, por qué? Es una pregunta política que define quien
está dentro del círculo de responsabilidad y quién no. La desigualdad existente
y la discriminación racial han marcado los límites de ese círculo estos últimos
años.
En
el área de la educación, en algunos estados, principalmente del sur, la clase
media y los ricos que comparten sus distritos escolares con gente pobre, están
tratando de separarse, montando distritos
propios con el dinero de impuestos sobre sus propiedades. Otros distritos escolares más afluentes votan contra aumentos
de impuestos para financiar a los más pobres, mayormente afroamericanos. La
desigualdad y el racismo van de la mano.
Pero
parece que los ricos y poderosos se están dando cuenta de que mientras el 1% reciba el 95% de los
ingresos de la economía, el resto de la nación carece de poder adquisitivo para
que la economía acabe de arrancar.
Precisamente ayer, Alan Greenspan, ex jefe de la Reserva Federal, dijo que
considera que “la desigualdad de ingresos
es la parte más peligrosa de lo que está sucediendo en los Estados Unidos en
la actualidad.” Admitió el
deterioro que causa en nuestro sistema político y prosiguió diciendo que “no
se puede hablar de política sin hablar de su impacto en la economía.” ¡Al
fin!
¿Será
que también ven que las riquezas concentradas en el 1% de la nación podría
provocar una reacción negativa? Cierto es que el Profesor Robert Reich, Ministro
de Trabajo en la Administración Clinton y Decano Profesor de UC Berkeley, a
quien leo y cito a menudo, fue el primero que comenzó a levantar conciencia
sobre la enorme desigualdad existente. Su documental “Inequality for All,” o
“Desigualdad para todos” es un excelente ejemplo del alcance de tan grave problema.
Me imagino que por eso no lo han
puesto en los principales cines ni le han dado la promoción necesaria.
Cuando
el Presidente Obama comenzó a hablar de balancear la riqueza para que la
desigualdad no fuera tan monumental, y explicó la necesidad de aumentar el
salario mínimo, lo acusaron de socialista. A ver de qué van a acusar a
Greenspan ahora, aunque dudo que de “socialista,” porque no solo es millonario
si no también es blanco. En el día de ayer, los demócratas de la Cámara
firmaron una petición para forzar
el voto para aumentar el salario mínimo. Si consiguen que una mayoría la firme,
los líderes republicanos tendrán que poner en el piso el tema de incrementar el
salario mínimo de $7.25 la hora a $10.10, y hasta si los 199 demócratas firman
la petición, se necesita el voto de 18 republicanos capaces de retar a sus
líderes. Vamos a ver quien se atreve a ponerle el cascabel al gato.
Lo
que si es un hecho es que el obrero americano merece ganar un salario mínimo que le permita
vivir decorosamente. Es imposible mantener una familia ganando $7.25 la hora. El
60% de las personas que reciben asistencia del programa SNAP (estampillas de
comida), están trabajando. En el caso de comercios grandes como Walmart por
ejemplo, le pagan muy mal a los empleados y tratan de mantenerlos trabajando menos
de 40 horas semanales para que no sean considerados empleados de tiempo
completo con beneficios.
Muchas
personas no saben que la porción de las ganancias que recibe el 1% antes de
impuestos se ha duplicado de un 10% en 1970 a un 20% actualmente. Ya es hora de
que las corporaciones y los millonarios paguen impuestos más altos. O que se
reforme el código fiscal para estimular la economía y favorecer a la
gente que trabaja, en lugar de favorecer cada vez más a las corporaciones.
La Responsabilidad Social es crucial;
Una actitud conciente y sensible a los problemas de la sociedad que obligue a
tomar responsabilidad es sinónimo de madurez. Es adoptar hábitos, estrategias y procesos que nos ayuden a
minimizar los impactos negativos que podemos generarle a nuestra comunidad. Ser
responsable es saberse parte de la sociedad y asumir obligaciones que debemos cumplir, tanto individualmente como en
grupo. Mientras tanto, se puede
empezar por llamar a su representante y demandar que se incremente el salario mínimo
a $10.10 la hora.
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