Fox News y el GOP están
dándose banquete con la gran tragedia de más de 50,000 niños de El Salvador,
Honduras y Guatemala en la frontera suroeste de la nación. Las criaturas están en un limbo,
esperando como almas en pena, mientras todos se pelotean el problema como en un juego
de ping pong. El Presidente Obama lo califica como “crisis humanitaria.” Hay
otras versiones. La más absurda es la de la extrema derecha que “Obama está secretamente alentando una invasión de los pobres
de América Latina para fortalecer
el futuro del Partido Demócrata.” Tal anacronismo llegó a los residentes de
Murrieta, California, que salieron hace una semana gritando “USA, USA, USA”
como en los mítines del Tea party, para detener tres autobuses repletos de
mujeres y niños en camino a una estación de la frontera para ser procesados. La
incoherencia de la derecha cumplió su inhumano cometido, porque desviaron los
autobuses hacia otro pueblo alegando, entre otras absurdidades, que los niños
son portadores de enfermedades. Estas criaturas son refugiados del terror en
que viven, no invasores.
En Dallas, se demostró más humanidad y líderes religiosos convocaron a
un senador estatal y a un pastor bautista para chequear las condiciones de vida
que tienen los “pequeños usurpadores” en la frontera. Así decidieron albergar a 2000 inmigrantes que esperan las disposiciones de
sus casos. Mientras tanto, surgen más opiniones y teorías descabelladas con el
clásico “ese no es mi (o nuestro) problema.” En realidad es un problema muy serio para todos. Algunos americanos
asocian inmigrante indocumentado con “braceros, delincuentes, expendedores de
drogas y hasta posibles terroristas” que son imágenes comunes no solo en la
retórica anti-inmigrante, si no en los medios noticiosos que alientan el pánico
y empañan el simbolismo de la
estatua de la libertad. Ignoran que ¾
partes de la población indocumentada son mujeres con niños. La reforma
migratoria que los republicanos han estancado en el congreso no es cuestión de
números, si no de familias. ¿Se imaginan lo que sería vivir con el temor de no ver
nunca más a sus hijos? ¿a su cónyugue o a su madre? A mi me aterraría no poder ver a mis hijos y nietos cada vez que quiero. No podría vivir con el temor de la deportación acechando.
Pero ese es el caso de más de 4 millones de niños que nacieron aquí y tienen al menos un padre indocumentado. Nosotros deportamos más de 400,000
personas al año en la actualidad y la cuarta parte de los deportados son padres
de niños nacidos en los Estados Unidos. No hay que ir muy lejos para imaginarse
el impacto que tal acción produce en el futuro de estos “americanos”.
Existe la noción de que los empleos de alta tecnología, que dicho sea de
paso, están controlados por unos pocos hombres, son más necesarios que los de
cuidado de enfermos, de niños y del hogar. Pero esa es una noción equivocada.
Vivímos en un país próspero donde la expectative de vida es cada vez más alta
por lo que necesitaremos más de los últimos y menos de los primeros. El 60 % de
las mujeres indocumentadas en la fuerza laboral provee a la familia americana
con labores demésticas, cuidado de niños, de enfermos y de ancianos.
Legalizarlos les daría paz a ellos y a nosotros nos incrementaría el producto interno bruto por $1.5 trillones cada
década, según el reporte del Southern Poverty Law Center. Parece que no todos
lo entienden y se continúa discriminando al pueblo indocumentado. Nuestro gobierno les
trata como si no merecieran trato humano y que conste, que soy demócrata, vote
por Obama y volvería a votar por él.
Pero la verdad hay que decirla, aunque los republicanos lo pongan contra la pared y la situación del Medio Este se empeora. No hay nada más inhumano que la Ley
SB1070 de Arizona, que promueve abiertamente la discriminación. Los
republicanos la usan convenientemente para entretener, hablando de la seguridad
de la frontera y escaparse de votar por la reforma migratoria. Los demócratas,
en este caso, siento decir que han hablado mucho pero hecho poco. El resultado y la prueba más contundente son esos más de 50,000 inocentes que han cruzado todo México en su desesperación para llegar aquí y como los balseros cubanos y haitianos, nunca sabremos cuantos llegaron y cuantos quedaron en el camino atacados por un coyote de los de verdad, o ahogados en Río Grande. Juzgar a los padres, no es justo sin
ponernos en sus zapatos y la mayoría de los americanos ni se imaginan las
condiciones de vida de estos pequeños y sus familias plagados por la pobreza no solo material
si no de espíritu de aquellos que los han obligado a vivir en la violencia más
desgarradora. Algunos niños huyeron buscando a sus padres o familiares desaparecidos.
Otros creen a los que trafican con ellos y les mienten sobre las bondades de Estados
Unidos de donde. les aseguran, nunca serán deportados. Las autoridades de la
frontera, incluyendo el Ministerio de Salud y Servicios Humanos, encargados de
menores sin guardianes están sumamente alarmados.
Todos sabemos que nuestro sistema de inmigración está quebrantado y no pienso dar una clase de economía política aquí y analizar profundamente el por qué de la situación centroamericana.
Pero la ley de reforma migratoria propuesta
por el Presidente Obama y los demócratas, aprobada por el Senado el año pasado sigue
engavetada en el Congreso. El Presidente de la Cámara John Boehner, espantado por la ferocidad
y el poder de los lobos conservadores, confirmó su fallecimiento la semana
pasada. Nada se va a hacer. El motivo que dio fue que él y su gente no confían en el Presidente
Obama. Boehner no se atreve a decir que su problema de confianza es con la extrema derecha de su partido y sus financistas. El problema está mucho más
cerca de él que Obama, quien se ha comprometido a actuar por orden ejecutiva para
hacer que nuestro sistema de inmigración sea más inteligente y humano. El
presidente, de acuerdo con sus cálculos montó un “show” sobre el cumplimiento de
las leyes de inmigración, pregonándole sus deportaciones masivas a los
republicanos, en busca de un trato para que votaran por la reforma.
Pero la cuenta no cuadró porque con el GOP no hay arreglo. Trató otras medidas que también resultaron
fallidas.
La semana pasada el presidente le avisó al Congreso que necesita más
de $2 billones para lidiar con la emergencia de la frontera. Ha ordenado
una gran cantidad de jueces de
inmigración y fiscales federales al frente. El Vicepresidente Joe Biden y el
Secretario de Estado John Kerry se han reunido con líderes de Honduras, El Salvador y Guatemala, lo que una vez
más demuestra lo poco que sabe nuestra nación sobre la realidad
centroamericana. El Vicepresidente Biden anunció la ayuda de $10 millones a los
gobiernos de Centroamérica para ayudar a la repatriación de sus ciudadanos. La administración
ha lanzado una campaña de medios en los tres países para desanimar a los
ciudadanos de viajar ilegalmente a Estados Unidos avisando que serán deportados, que nuestras fronteras no están abiertas.
El Gobernador de Texas, Rick Perry, aquel personaje patético que durante las primarias
republicanas habló con Dios y Dios le dijo que él sería el próximo presidente
de la nación, acusó al Presidente Obama en televisión nacional de ineptitud, de haber provocado la
crisis de la frontera por motivos escondidos; la absurda versión de la extrema derecha sobre la conspiración de Obama para traer a los pobres de la tierra y fortalecer al Partido Demócrata. Esa es casi tan insólita como sus diálogos con el Todopoderoso. Yo no dudaría que los Hermanos Koch estén financiando ese éxodo infantil para hacer quedar mal al presidente. Lo hacen con el Tea Party y todos sus frentes. ¿Por qué no un frente de izquierda para darle razón a la derecha?
El caso de los niños de la frontera es muy triste y doloroso, más aún cuando se usa para politiquear. Espero que el
Presidente Obama le de una salida positiva y justa, como ha hecho antes en
varias situaciones serias. Es
posible que muchos de estos niños terminen deportados y estén destinados al
infierno que viven en sus países. Y es posible también que algunos tengan motivos válidos de acuerdo con nuestras leyes de asilo político, para que se les otorgue por venir de países tan primitivos donde el abuso y la violencia son el pan de cada día. Ellos también tienen derecho al debido proceso legal. Por ahora,
podemos rezar para que suceda lo mejor en cada una de estas vidas jóvenes que
ciertamente merecen mucho más de lo que el destino les ha deparado. Y que Dios los bendiga.
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